Estas galletas de nata son las que hacía con mi abuela Cata. Son ideales para tomar en el desayuno o la merienda y están buenísimas!
La receta de hoy me trae muchos recuerdos de mi niñez, y sobre todo, de una persona muy especial en mi vida: mi abuela Cata. Porque no sé cuántas veces pudimos hacer estas galletas con nata! Claro, las de hoy, aunque se parecen, no son como las de entonces. Dos son la principales razones de que no lo sean: [1] la nata de aquellas galletas era la nata de cocer la leche que nos llevaba el lechero a casa y [2] la falta de otro ‘ingrediente’ muy importante… el cariño que ponía mi abuela al hacer cualquier cosa con su nieto.
Aunque el ingrediente de la nata ‘natural’ no sea el mismo (yo las he hecho con nata de brick), creo que merece la pena compartir esta receta. Son unas galletas con un marcado sabor lácteo, suaves y que aguantan bien el paso de los días guardadas en un tuper. En casa han gustado mucho, y para que os hagáis una idea, os dejo dos de las frases comentadas por los peques cuando las probaron: ‘papá, estas galletas están mejor que las que compramos‘ o ‘estas galletas sí que están buenas de verdad’ . Ya sabéis lo que dice el refrán sobre los niños y las verdades
Y aprovechando que estas galletas de nata son una de las recetas que hacía con mi abuela, os voy a dejar otras dos que van muy pegadas a ella: el conejo estofado de la abuela Cata, o aquella receta de bambas de nata que hice por el que hubiese sido su centenario y que rebauticé como Catalinas.
Ingredientes
- 425 g de harina de trigo
- 1 huevo
- 200 ml de nata para montar (MG > 35%)
- 200 g de azúcar
- 1 sobre levadura química
- Una pizca de sal (½ c/c)
Abreviaturas
- c/s: Cuchara sopera
- c/p: Cuchara de postre
- c/c: Cuchara de café
- c/n: Cantidad necesaria
Elaboración
- En un bol mezclamos la harina, la sal y la levadura química. Reservamos.
- En otro bol echamos el huevo y el azúcar y batimos (mejor con unas varillas eléctricas) hasta que se forme una especie de crema. A continuación añadiremos la nata y mezclamos bien.
- Incorporamos los ingredientes secos poco a poco a la crema de huevo, azúcar y nata. Vamos integrado según vamos añadiendo. Cuando tengamos todo integrado, tendremos una masa pegajosa y poco manejable.
- Hacemos una especie de bola con la masa anterior, la dejamos en un bol y la metemos en la nevera al menos un par de horas para que podamos trabajar luego con ella.
- Sacamos la masa de la nevera y la dividimos por la mitad para trabajar mejor con ella.
- Precalentamos el horno a 180º ya que no tardaremos mucho en tener listas nuestras galleas para hornear.
- Enharinamos la superficie donde vamos a trabajar la masa, así como el rodillo a usar. Cogemos una de las mitades y estiramos la masa dejándola de medio centímetro de grosor aproximadamente. Debemos conseguir que el grosor sea el mismo por todos los lados con el fin de que nos queden todas las galletas horneadas de las misma forma/tamaño.
- Una vez tengamos la masa estirada, con la ayuda de un cortapastas vamos dándole forma a nuestras galletas.
- Vamos poniendo las galletas sobre un papel de hornear colocado sobre la rejilla del horno. Cogemos los recortes de la masa, los volvemos a estirar y volvemos a sacar más formas de galleta.
- Metemos las galletas en el horno y horneamos durante 11-13 minutos. Deberemos dejar hasta que comiencen a dorarse. Estad atentos porque cada horno es un mundo por lo que los tiempos son orientativos.
- Sacamos las galletas y las colocamos sobre una rejilla hasta que seenfríen. En ese momento podremos meterlas en un tuper para su conservación.
- Repetimos el proceso con la otra mitad: estirar la masa, cortar en forma de galletas, pasar a la rejilla de horno y hornearlas.
Para tener en cuenta
- Opción express sin reposo. Aunque no ha sido mi caso, conozco de gente que mete la masa en una manga pastelera (la deja reposar unos minutos en la nevera para que coja algo de consistencia) y la usa para darle formas a las galletas. De hecho, puedes darle forma como las que se muestra en la foto (la típica que sale con cortapastas redondo) o bien, darle alguna forma 'rizada'. También es posible meter la masa unos minutos, en la nevera, y en lugar de extender con rodillo y cortar, se puede coger montoncitos de masa y aplastarlos un poco.
- Versionadas. Si queréis darle un toque adicional, podéis usar chocolate para ello. Podemos derretir (por ejemplo con golpes de micro) chocolates negro y blanco (cada uno por separado) y antes de que se vuelva a solidificar, echar unos hilos de chocolate por encima de las galletas. Dejaremos que se solidifique el chocolate antes de consumir.
- Conservación. Nada más sacarlas del horno, son unas galletas crujientes por fuera y blanditas por dentro. Luego serán más crujientes en general (también por dentro). Para que nos aguanten bien, lo mejor es guardarlas en el tuper, donde siempre mantendrán su sabor original.
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