Han pasado ya un par de años desde que os presenté las castañas en almíbar , y como os dije por… Continúe leyendo »
Han pasado ya un par de años desde que os presenté las castañas en almíbar , y como os dije por aquel entonces, aunque las solía preparar para guarniciones, en casa también las tomábamos como dulce de bocado durante el café
Hoy vamos un paso más allá, y no nos vamos a quedar en la castaña en almíbar, sino que además de confitarla (la pasaremos varios días por el almíbar) la terminaremos glaseando con una capa de almíbar o sirope denso. De aquí su nombre de marrón glasé o en su versión más castellanizada ‘castañas glaseadas’.
El marrón glacé es un dulce muy típico de Navidad si bien es cierto que no sólo se consume en estas fechas. Ya lo podemos encontrar en tiendas y supermercados durante todo el año. Aunque la época de la castaña es entre otoño y principios de invierno, muchas empresas congelan este fruto para elaborar este dulce en función de la demanda del consumidor
Seguro que habéis visto el marrón glasé por los supermercados, y si es así no os sorprenderá que os diga que es un producto caro (claro que la castaña en sí, tampoco es muy barata). Todo la elaboración que lleva hasta el resultado final, hace encarecer el producto en bruto (una castaña buena la podemos encontrar por 6 u 8 euros el kilo) considerablemente. Es muy difícil encontrar un marrón glacé por menos de 40-45 euros el kilo.
Cuando veáis la receta, os daréis cuenta que es una receta sencilla, pero muy laboriosa (no os voy a engañar) ya que necesita de tiempo de reposo. Como en la mayoría de las recetas tan sencillas, lo más importante es la calidad de los ingredientes. En este caso… del ingrediente: la castaña. Ésta debe ser grande de tamaño y de tipo harinosa y porosa.
Para finalizar con la introducción, y antes de pasar al tema importante (la receta en sí), os dejo una nota curiosa: el origen de este dulce. Parece ser que tanto Francia como Italia dicen ser los primeros en elaborar esta delicatessen. No seré yo quien sin mucha más información me decante por uno o por otro, pero de lo que no hay lugar a duda es que el nombre (‘marrons glacés’) hace pensar que al menos los franceses ganaron esta ‘batalla’
Ingredientes
- 650 gr de castañas (unas 45-50 castañas hermosas)
- 500 gr de azúcar
- 500 ml de agua
- 2 palos de canela
- Piel de un limón
Abreviaturas
- c/s: Cuchara sopera
- c/p: Cuchara de postre
- c/c: Cuchara de café
- c/n: Cantidad necesaria
Elaboración
- En primer lugar vamos a preparar las castañas. Lo primero que haremos es hacerles un pequeño corte en la piel (sin llegar al fruto) para que luego puedan pelarse mejor.
- Ponemos las castañas en una cazuela con agua fría y cuando empiece a hervir y manteniendo fuego medio, dejamos cocer nuestras castañas entre 5 y 10 minutos. Retiramos la cazuela del fuego.
- Con precaución para no quemarnos (podemos ayudarnos de unos guantes), vamos pelando las castañas con cuidado de no romperlas ya que utilizaremos sólo las castañas enteras dejando aquellas que se nos rompan para otras elaboraciones o simplemente para comérnoslas que están igualmente muy ricas. La castaña no debe tener ningún resto de piel.
- Una vez tenemos las castañas peladas, preparamos el almíbar. En un cazo calentamos el agua y el azúcar a partes iguales y cuando empiece a hacer burbujas, añadimos la piel de limón junto las ramas de canela y bajamos el fuego. Dejamos reducir a fuego bajo hasta que vaya espesando y adquiera una textura de jarabe, líquido pero denso.
- Mientras se hace el almíbar, cocemos las castañas partiendo de agua fría durante unos 15-20 minutos a fuego medio procurando que el agua no haga borbotones y se nos rompan las castañas. Es muy importante no pasarse de cocción (deberemos revisar sacando una con la ayuda de una cuchara) porque de lo contrario se nos pueden convertir las castañas en un puré.
- Sacamos las castañas del agua una vez cocidas, escurrimos y reservamos.
- Una vez tenemos el almíbar hecho, metemos las castañas en éste y cocemos durante 10 minutos a fuego muy suave para que cojan sabor.
- Retiramos del fuego y dejamos reposar las castañas dentro del almíbar durante 24 horas.
- Al día siguiente repetimos la misma operación. En esta ocasión cocemos durante 5 minutos y volvemos a dejar en el almíbar durante otras 24 horas.
- Repetimos otro día más y ya tendremos las castañas confitadas.
- Una vez confitadas, les daremos el clásico glaseado. Para ello retiramos las castañas del almíbar (quizás tengamos que dar algo de claro para sacarlas del almíbar) y reducimos éste hasta que no quede prácticamente agua, comenzando a cristalizar el azúcar.
- Bañamos las castañas en este almíbar denso y dejamos secar sobre una rejilla.
- Las ponemos sobre cápsulas pequeñas de magdalenas y ya las tenemos listas para degustar en este momento.
Comentarios
- Si queremos guardar para consumir más adelante o fuésemos a regalar (menudo regalo!), envolveremos cada castaña en papel de seda o en papel de aluminio y las meteremos en un recipiente con cierre hermético. Podremos conservarlas en un lugar fresco y seco durante varios meses.
- Aunque no es necesario, una vez bañadas las castañas en el almíbar denso para su glaseado, podemos secarlas sobre una rejilla (como os decía en la receta) o bien metiéndolas en el horno en una bandeja cubierta con papel de hornear durante 10 minutos a 100º de temperatura.
- Algunas personas prefieren repetir los pasos de meter en almíbar y dejar durante 24 horas, más de tres días, llegando incluso hasta los 10 días. Con los tres días indicados, creo que es suficiente, pero aquí ya decidís vosotros
- Si queréis darle un toque distinto al marrón glacé, una vez glaseadas las castañas, les podéis dar un baño de chocolate o bien espolvorearlas con azúcar glas. No es el más tradicional, pero hay gustos para todo
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