Si hace unos días os traía la tarta típica de cumpleaños que hice para el cumple de Mario, hoy os… Continúe leyendo »
Si hace unos días os traía la tarta típica de cumpleaños que hice para el cumple de Mario, hoy os traigo la que hice para el cumple de mi madre (abuela y nieto se llevan un día de calendario, pero unos cuantos años de diferencia ::-P ). Esta vez quería una tarta fresca y no muy pesada/empalagosa, y que a la vez tuviese algún ingrediente que le gustase mucho a mi madre. Una buena opción era el coco así que para darle algo más de frescor decidí utilizar la piña que además combina muy bien.
El resultado de la tarta es de nota. Casi podría decir que es de las mejores tartas que he hecho en mi vida. Es sin duda una tarta para tener muy en cuenta cuando queráis sorprender a alguien. No es algo que diga sólo yo, sino que los halagos a la tarta llegaron por todos los lados: tanto por el de los que al principio no les llamaba mucho la atención los ingredientes (como fue el caso de Raquel), como por el de esos que han dejado un poco el dulce de lado (mi tío Marianín que repitió algún día más) y como no por el de los que ya de por sí golosos y nos da igual ocho que ochenta . Todos coincidimos en darle una muy buena nota a la tarta (para ser sinceros mi cuñado, adicto al chocolate, se decantó por seguir con la tarta del cumple de Mario).
Si os decidís a hacer esta receta algún día debéis tener muy en cuenta los tiempos ya que vamos a necesitar unas cuantas horas de enfriado para que ‘cuaje’ la mousse de piña y la de chocolate. Quedáis advertidos!!. Si la queréis como postre en la comida, no os va a quedar otra que hacer parte de ella la noche anterior (hasta la primera mousse) y acabar (madrugando un poco para que nos de tiempo) la segunda mousse al día siguiente por la mañana (así es como me organicé yo). Si tenéis tiempo el día anterior, casi mejor, así no iréis con prisas
Ingredientes
- Para la base
- 200 gr de galletas
- 50 gr de coco rallado
- 120 gr de mantequilla en pomada
- Para la mousse de piña
- 1 bote grande de piña en almibar (490 gr. peso escurrido)
- 100 ml de líquido de almibar
- 125 gr de azúcar
- 500 ml de nata para montar (min. 35% MG)
- 10 láminas de gelatina
- Para la mousse de coco
- 1 bote de leche de coco (400 ml)
- 500 ml de nata para montar (min. 35% MG)
- 200 gr de queso crema
- 200 gr de azúcar
- 100 gr de coco rallado
- 12 láminas de gelatina
- Medidas para molde de 24 cm de diámetro
Abreviaturas
- c/s: Cuchara sopera
- c/p: Cuchara de postre
- c/c: Cuchara de café
- c/n: Cantidad necesaria
Elaboración
Preparación de la base de galletas
- Trituramos las galletas y las mezclamos con la mantequilla en pomada hasta que quede bien integrado. Si la mantequilla está fría y nos cuesta mezclarla con las galletas, podemos darle un golpe de microondas para ablandarla antes de juntarla con las galletas.
- Preparamos el molde desmontable que vamos a utilizar (el mío es de 24 cm. de diámetro) y forramos las paredes con una lámina de acetato (si no tenéis podéis hacerlo con papel de hornear aunque no se separará igual) para que no se nos pegue luego la tarta a la hora de desmoldarla.
- Cubrimos la base del molde con la mezcla de galletas, mantequilla y coco, la estiramos y presionamos con la ayuda de una cuchara o un vaso para formar una base compacta. Metemos en la nevera mientras preparamos el relleno.
A continuación preparamos la capa de la mousse de piña:
- Hidratamos las hojas de gelatina poniéndolas en un cuenco con agua fría. Reservamos.
- En un cazo calentamos el jugo de piña y el azúcar. Cuando comience a hervir (con las primeras burbujas) lo retiramos del fuego.
- Escurrimos la gelatina y la añadimos al cazo con el jugo de piña y azúcar. Removemos para disolverla bien y dejamos que se vaya enfriando pero sin que llegue a cuajar.
- Trituramos la piña con la ayuda de una batidora o robot de cocina y lo pasamos por un colador de malla fina para quitar las hebras/fibra que tiene la piña. Si no lo pasásemos por el colador (si queréis podéis no hacerlo) esta capa (la de piña) no sería tan de mousse y nos encontraríamos con tropezones.
- Añadimos la piña triturada al jugo que tenemos enfriando. Reservamos.
- Montamos la nata fría hasta que forme picos suaves (no es necesario llegarla a montar como si fuese para un relleno aunque tampoco pasaría nada).
- En un bol vertemos la mezcla de nuestro cazo y vamos incorporando poco a poco la nata montada, mezclándola con movimientos suaves con la ayuda de una espátula. Es muy importante que la mezcla del cazo (la que contiene piña) esté ya fría ya que de lo contrario se nos bajaría toda la nata.
- Sacamos nuestro molde con base de galletas que teníamos enfriando en la nevera y vertemos la mezcla anterior sobre la base ayudándonos con una cuchara. Haremos que la mezcla vaya cayendo sobre reverso de la cuchara para evitar que al caer deforme la base. Alisamos.
- Metemos de nuevo el molde en la nevera y dejamos enfriar al menos durante 4-6 horas para que la mousse de piña coja cuerpo y 'solidifique'.
Ahora nos ponemos con la mousse de coco:
- Hidratamos las hojas de gelatina poniéndolas en un cuenco con agua fría. Reservamos.
- En un cazo calentamos la leche de coco (agitaremos el bote antes de echarlo en el cazo) y el azúcar. Cuando comience a hervir (con las primeras burbujas) lo retiramos del fuego.
- Escurrimos la gelatina y la añadimos al cazo con la leche de coco y azúcar. Removemos para disolverla bien y dejamos que se vaya enfriando pero sin que llegue a cuajar.
- Montamos un poco la nata fría e incorporamos el queso crema ligeramente batido. Seguimos batiendo hasta que forme picos suaves (no es necesario llegarla a montar como si fuese para un relleno aunque tampoco pasaría nada).
- En un bol vertemos la mezcla de nuestro cazo y vamos incorporando poco a poco la nata montada y el coco rallado, mezclándolo con movimientos suaves con la ayuda de una espátula. Como en el caso de la mousse de piña, es muy importante que la mezcla del cazo (la que contiene la leche de coco) esté ya fría ya que de lo contrario se nos bajaría toda la nata.
- Sacamos nuestro molde con la base de galletas y el mousse de piña que teníamos en la nevera (ya nos habrá cuajado la parte de la piña) y le añadimos la mezcla anterior ayudándonos con una cuchara. Haremos que la mezcla vaya cayendo sobre reverso de la cuchara para evitar que al caer se mezcle con la piña en caso de que no hubiese solidificado mucho. Alisamos.
- Metemos de nuevo el molde en la nevera y dejamos enfriar al menos durante 4-6 horas para que la mousse de coco coja cuerpo y 'solidifique'.
Desmoldado de la tarta y presentación final
- Una vez haya cuajado la capa de mousse de coco, desmoldaremos la tarta con mucho cuidado y retiraremos las lámina de acetato.
- En mi caso (esto ya es opcional) he espolvoreado la parte superior de la tarta con un poco de coco rallado (adicional a lo que lleva la mousse). Además de darle un toque diferente, nos servirá para cubrir las pequeñas imperfecciones en forma de pequeños agujeros o burbujas que pudiésemos tener en la superficie de nuestra mousse de coco.
- Servimos... y disfrutamos!!! Seguro que más de uno quiere repetir
Consejos y comentarios
- Aunque lo he comentado en cada una de las recetas que llevan nata montada, no está de más volver a repetir que para montar la nata es conveniente que la nata esté bien fría. El recipiente donde la vamos a montar también es conveniente que esté frío.
- Que ni decir tiene que esta tarta, como la mayoría, necesita nevera para conservarse. Aguanta unos días (y seguirá estando deliciosa)... bueno, aguanta si antes no le habéis dado pa'l pelo
Para finalizar os dejo un par de imágenes más. Una de la tarta grande donde pusimos las velas, y otra con una mini tarta que hice en plan individual (molde de 8 cm. diámetro).
Hay que reconocer que es una de las mejores hasta la fecha. Fresca, ligera y súper rica!