Me gustan las tartas, pero no cualquier tarta y menos para terminar una comida. En estas ocasiones suelo preparar tartas… Continúe leyendo »
Me gustan las tartas, pero no cualquier tarta y menos para terminar una comida. En estas ocasiones suelo preparar tartas que además de no llevarme mucho tiempo (que ya me entretengo lo suficiente con el resto del menú), las pueda hacer el día anterior.
La tarta de hoy es ideal para este tipo de comidas. Se tarda muy poquito en preparar y luego es bastante fácil de comer. Jajaja, fácil de comer son todas diréis. No, lo que quiero decir, es que no cuesta terminarse un buen trozo aunque el comida haya sido copiosa… no es densa. Y eso que lleva leche condensada, pero al juntar lo dulce de ésta y el ácido del limón le da un toque refrescante.
Seguro que si la probáis, guardaréis la receta a buen recaudo para hacerla en más de una ocasión
Ingredientes
- 150 gr. galletas Digestive (para la base)
- 25 gr. de mantequilla (para la base)
- 10 gr. de azúcar (para la base)
- 400 gr. de leche condensada (un bote)
- 2 limones grandes (o 3 medianos)
- 3 huevos
- Cantidades para molde de 22 cm.
Abreviaturas
- c/s: Cuchara sopera
- c/p: Cuchara de postre
- c/c: Cuchara de café
- c/n: Cantidad necesaria
Elaboración
- En primer lugar preparamos la base de galletas. Para ello, trituramos las galletas y las mezclamos con la mantequilla derretida en el microondas y el azúcar.
- Cubrimos el fondo de nuestro molde desmontable (yo utilicé uno redondo de 22 cm.) y lo metemos en el horno (previamente precalentado) durante 7-8 minutos a 180º.
- Bajamos la temperatura del horno a 165º mientras preparamos el relleno.
- En un bol ponemos la leche condensada, las yemas de los huevos y la ralladura de uno de los limones y el zumo de los dos (o tres si son medianos). Mezclamos bien con la ayuda de una batidora o varillas hasta integrarlo todo perfectamente.
- En otro bol montamos las claras a punto de nieve y cuando estén bien firmes, vamos añadiendo la mezcla anterior poco a poco con la ayuda de una espátula para que no se nos baje demasiado.
- Engrasamos los laterales del molde con un poco de mantequilla y vertemos el relleno sobre la base.
- Lo metemos al horno y horneamos durante 40-45 minutos a temperatura de 165º (horno previamente precanlentado). Comprobaremos con un palillo que está bien cuajada (el palillo nos saldrá limpio al pinchar la tarta). En caso contrario dejamos un poquito más teniendo cuidado de que no se nos queme (si está muy tostada por encima, podemos poner papel de aluminio mientras le damos estos minutos adicionales).
- Sacamos del horno y la dejamos que enfríe antes de guardarla un mínimo de 4-6 horas en la nevera, si bien podemos dejarla durante toda la noche.
- Desmoldamos con cuidado... y a disfrutar!!
Consejos, trucos y otros.
- Ya os aviso que al hornear la tarta, ésta se 'desmelena'. Sí, sí. Si le echas un ojo por el cristal del horno verás como parece que se va a salir por todos los lados (y puede que se salga un poco), pero no te preocupes, al final todo lo que sube, termina bajando
- Aquellos que queráis cubrir un poco los laterales del molde con galleta, también podéis hacerlo, incluso utilizad un poco de leche para que esté más húmeda y compacta. Eso sí, mejor que meterla en el horno, es que la metáis en la nevera mientras preparáis el relleno.
- Otra alternativa a las galletas es utilizar masa quebrada. De este modo es más fácil forrar el molde, tanto base como laterales. Esto también ayudará luego a desmoldarla
- Como decoración, a la hora de servirla (o incluso durante el horneado), podemos poner por encima algunas virutas de piel de limón.
Aquí os dejo un par de imágenes más. La primera es la tarta entera y la segunda es una minitarta que hice con el relleno que me sobró
Déjanos tu comentario